Planteamiento:
El trisquel es un símbolo que me fascina.
Proviene de la cultura celta, por la que siento verdadera admiración. En tiempos del Imperio Romano, de donde datan las primeras alusiones recogidas hacia los celtas, en torno al 500 a.C., se hablaba de un pueblo conocido por su independencia, heroísmo y arrogancia frente a la gran máquina de guerra romana, en palabras de Polibio: “…infundía también terror la vista y el movimiento de los que se hallaban desnudos en la vanguardia, ya que sobresalían en robustez y bella disposición, a cuya vista los romanos ya se sobrecogían…finalmente, imposibilitados (los celtas) de vengarse contra los que disparaban, por la distancia y el número de flechas que sobre ellos caía, se arrojaron temerariamente al enemigo y buscaron la muerte por su mano…cubiertos como estaban de heridas, mantenía a cada uno el espíritu en su puesto. Sólo había la diferencia que eran inferiores, tanto en general como en particular, en la estructura de las armas.”
Pero el pueblo celta tenía también una profunda vida espiritual, ligada indefectiblemente a la Naturaleza. Como en la mayoría de las religiones paganas anteriores al Cristianismo, sentían un respeto vital por ella, la divinizaban. Los encargados de enseñar y transmitir esta religión entre el pueblo eran los druidas que, aparte de “sacerdotes”, desempañaban funciones de bardos, médicos, astrónomos, magos, filósofos o videntes. Eran el vínculo de unión entre dioses y hombres.
El trisquel, o círculo divino, es el símbolo más representativo de la cultura celta, el más utilizado por los druidas en sus cultos y ceremonias. Los druidas llevaban amuletos con su forma colgados del cuello, y lo grababan en la piedra y la corteza de los árboles.
El trisquel está formado por tres espirales que entran y salen en un círculo, ligadas entre sí, formando una hélice. El tres es un número sagrado para los celtas, representa el equilibrio; pasado, presente y futuro; los estadios del ser humano: cuerpo, mente y espíritu; y en los druidas tardíos, convertidos al Cristianismo, las tres manifestaciones de Dios. El círculo exterior es el Todo, la Naturaleza, el Mundo.
Y por la disposición de los elementos, todo está unido y en continuo movimiento.
Así, el trisquel manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el perpetuo aprendizaje. La unión entre el hombre y la Madre Tierra.
Sus usos y propiedades, reservados a los druidas, eran numerosos: ya sólo el hecho de portarlo les concedía un status social, y se referían a éste como una herramienta mágica que servía de conducto entre el hombre y los dioses. Se dice que curaba heridas y aliviaba la fiebre. Se utilizaba en los funerales para guiar a las almas a reunirse con sus antepasados. Acompañado de la ingesta de muérdago, los druidas utilizaban este talismán para hablar con los espíritus y entrar en el plano energético de los dioses.
También era un instrumento para hallar paz y tranquilidad de espíritu, y su observación permitía entrar en estado de trascendencia.
Nudo: no hay
Desenlace:
Llevo un trisquel tatuado en la pantorrilla derecha, y me mola.
Y el hecho de que me lo hiciera un ruso, de apariencia imponente pero gesto amable, tras haberse fumado una ele de marihuana sin apenas tabaco a las 11 de la mañana, con música tradicional soviética de fondo, y diciendo textualmente, a mitad del tatu y con su peculiar acento: “estas formas concéntricas me van a matar”, hace que me mole mucho más.
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